
Esa profundidad de los ojos negros que me miraron alguna vez sin compromiso, me miraron tal vez por la equivocación de un rostro, y ahora, para no regalar esa sensación al viento, pienso que me miraron por alguna razón que sólo esos ojos sabían explicar. Y cómo descifrar algo que nunca se ha escrito, si en las calles sólo encuentro un invierno detenido por tu sonrisa, flores desteñidas por el sin sabor de la vida; ¿Qué pueden esperar ellas? ¿Esperar que llegue la primavera? Sería una larga espera sin reloj, donde las personas, unas con otras se juntan, se miran, se besan, es como si la luna estuviera de fiesta y no quisiera dejar que se termine esta condena.
Encadername a un reloj para no caminar con el tiempo, para que tus manos sigan en mi pecho, mirar de nuevo al vacío y perderme en tus besos, ahogarme en el sueño para no despertar y seguir a tu lado. No quiero darme cuenta de que tú no eres otra cosa más que eso, un sueño.
Quiero hablarte de el libro que nunca leí, quiero contarte de los lugares donde nunca fui, de los viajes que nunca planeé, de los besos que nunca dí, presentarte las personas que no conocí para que entre tú y yo no haya interrupción. Puede que sea mejor fantasear a tu lado, que vivir sin fantasía un largo camino desolado. Quiero saber que ven tus ojos, quiero saber que dice tu boca, quiero saber tantas cosas.. Pero ¿qué puedo hacer?, ya no estás, te has ido, sin adiós ni un abrazo de abrigo. En este momento mientras escribo quemo tus cartas, corto tus fotos y empiezo a odiar a aquél que permitió que la vida se termine cuando la muerte gana la partida.