
Con tus palabras aturdiendo en mi cabeza, les dí permiso a mis piernas para que huyeran lejos de tí, lejos tan lejos como pudieran.. Quise huir más pero necesitaba ir más rápido, qué mejor lugar que la estación del tren, tan melancólica y fría, perfecta para poder encontrar la respuesta que siempre quise, lo intenté pero fallé, en ese lugar solo se encontraban mil personas más esperando que tal vez yo, les diera sus respuestas, pude inventarla para que un ser, que no fuera yo, partiera tranquilo en ese cienpies de motor incorporado cuyo destino lo escoge cada quien.
Y es que ya no quiero seguir escribiendo cartas para el sol y muchos menos darle besos al viento, aunque pensándolo bien, son mejores amantes de tiempo completo.

Luego iré por un pasaje con destino a la nada, sonriendo por mi victoria, me pararé en esa estación donde todos son desconocidos, desconocidos que logran la mayor fricción corporal, y bueno logran conocerse un poco.. Esperaré por el motorizado, confiaré en el sombrerero de adelante y partiré a la perfección de lo imperfecto.