domingo, 24 de julio de 2011

Hace falta otra perspectiva.

Escucho los carross moverse más rápido que un segundero, las luces se difuminan en el frío de la noche, la luna se escondió tras las nubes o quién sabe qué la tape.. Almas deambulando con una copa en la mano, aún no mueren pero ese es el final de su camino. Vagabundas, rateros, alcohólicos, todos disfrazados de pies a cabeza, cuando salga el sol, gente del común.

Debajo de sábanas, con el televisor trasmitiendo una de esas películas ochenteras, mis manos en un estado de congelamiento severo y este aparato eléctrico que no sirve para más, o bueno no sirve para mí.. Mi estado se encuentra en una lucha de pensamientos, vagos sentimientos.. Qué más da.

Y me postro en la ventana a ver pasar a la gente, unos pensativos, otros acelerados, uno que otro con la mente en blanco, bueno, ese es el índice mayor. ¿Quién esperará a los acelerados? O tal vez ¿Qué asesino corre para llevar a cabo su plan?.. Qué más da.

En la perdida observación sin respuesta sobre los transeúntes que se meten a mi vista, de repente siento una mirada que clava en la mía, tal vez es alguien que también detalle como yo a las personas, yo a los de la calle, él a los bobos de las ventanas.. Pero ¿Por qué me ve a mí? Ya me está asustando, me mira tan fijamente que si fuera más audaz me desnudaría con la mirada, siento como se acelera su corazón, tanto como si fuera el mío..

Luce parecido a un conocido. Es esa sensación indescifrable de saber que ha pasado por tu vida pero aún no sabes quién es.. cosas que te dejan pensando toda la noche. Y así fue, esa noche quedo tatuado en mi mente, sin saber por qué. Al asomarme al espejo para ver que tan greñuda desperté, vi a aquel personaje de la noche del veintitrés, abrí los ojos, no lo podía creer, sin que nadie sepa, por fin, conocí a mí otro yo en ese día de atardecer.. el mismo con la mirada reflejada en el vidrio de mi ventana.

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