
Debajo de sábanas, con el televisor trasmitiendo una de esas películas ochenteras, mis manos en un estado de congelamiento severo y este aparato eléctrico que no sirve para más, o bueno no sirve para mí.. Mi estado se encuentra en una lucha de pensamientos, vagos sentimientos.. Qué más da.
Y me postro en la ventana a ver pasar a la gente, unos pensativos, otros acelerados, uno que otro con la mente en blanco, bueno, ese es el índice mayor. ¿Quién esperará a los acelerados? O tal vez ¿Qué asesino corre para llevar a cabo su plan?.. Qué más da.
En la perdida observación sin respuesta sobre los transeúntes que se meten a mi vista, de repente siento una mirada que clava en la mía, tal vez es alguien que también detalle como yo a las personas, yo a los de la calle, él a los bobos de las ventanas.. Pero ¿Por qué me ve a mí? Ya me está asustando, me mira tan fijamente que si fuera más audaz me desnudaría con la mirada, siento como se acelera su corazón, tanto como si fuera el mío..
Luce parecido a un conocido. Es esa sensación indescifrable de saber que ha pasado por tu vida pero aún no sabes quién es.. cosas que te dejan pensando toda la noche. Y así fue, esa noche quedo tatuado en mi mente, sin saber por qué. Al asomarme al espejo para ver que tan greñuda desperté, vi a aquel personaje de la noche del veintitrés, abrí los ojos, no lo podía creer, sin que nadie sepa, por fin, conocí a mí otro yo en ese día de atardecer.. el mismo con la mirada reflejada en el vidrio de mi ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario