Era de noche, algo así como las once y media de la noche, hacía frío y estaba sola en casa, mis padres estaban de fiesta, como era costumbre todos los viernes. Aproveché y puse todo mi repertorio rockandrollero a todo volumen.. Y solo me alumbraba una pequeña lámpara de cera.. De un momento a otro la luna se tornó más brillante y el viento más frío, mis dientes titilaban y mi cuerpo se entumecía... Era algo extraño, estaba casi segura que algo pasaba afuera.
Al asomarme vi al final del callejón que pasaba por mi ventana, una luz que me volvía ciega. Logré visualizar la silueta de una mujer.. Oh por Dios, ¡Qué mujer!
Algo me empujaba hacia ella. No sé si era su belleza o el misterio de sus ojos.. Corrí escaleras abajo, quería ver de inmediato qué pasaba donde aquella mujer, salí de mi casa y casi volé hacia ella..
En menos de un segundo la tenía en frente, pero detrás habían dos hombres, o eso creo, eran tan oscuros que se perdían en la noche, no logré definirlos...
Un dolor impactó mis sentidos y derrumbó mis fuerzas.. Desde ese momento lo único que sé es que soy uno de ellos, no por algún recuerdo de aquella noche si no por las marcas imborrables que tengo en mi cuello y muñecas y no menos importante, como la sangre calma mi sed.
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